Cuando las cosas parecen ir un poco mejor, siempre te das cuenta de que la realidad es otra. Los eventos en la vida parecen ir por el rumbo correcto, crees que el futuro se ve auspicioso y que ya la tormenta pasó, pero al momento en que te sientes conforme el mundo te recuerda que no manejas los eventos que te rodean.
Esto no lo digo solo por capricho o porque crea que el mundo es una basura donde todo lo malo viene en baldes más grandes que lo bueno, pero es un hecho que lo bueno cuesta caro hoy en día.
Los eventos que por el general son fuentes de alegrías, vienen de la mano con las desgracias. El creer que encuentras a una persona especial, por el general, trae las expectativas de un mañana mejor, pero te golpea la realidad en la cara al mostrarte el lado b de esa expectativa.
La suerte sonrie con dientes de depredador hambriento. Esa linda sonrisa acarrea las ilusiones, el sentimentalismo a flor de piel, el querer jugarse el todo por el todo con un bluff que sabes casi imposible de ganar, los deseos más internos suelen ser hechos pedazos don la facilidad con que el viento arrastra el polen.
El tiempo corre y, por más que uno trata, no se le puede detener. Cuantos quisieramos volver a un día particular y cambiar algún evento, una palabra, un gesto o incluso solo poder verlo de nuevo pasar y aprender como aprende un alumno de la experiencia de sus maestros.
Hoy es muy fácil equivocar el camino, no prevenirse, no detenerse un poco a calcular mejor, o simplemente omitir ese detalle que a futuro será el peso con que has de cargar toda una vida puede ser tu peor enemigo.
Quiero hacer hincapié en lo de las ilusiones por un momento. ¿Han visto algo más fácil de romper que una ilusión? Una palabra, un gesto facial, un aire que capta el cuerpo, cualquier cosa es capaz de hacer añicos las ilusiones.
Cuando las ilusiones crean espectativas sobre el actuar de un tercero sobre uno mismo, cuando esperan que uno haga A) y resulta que uno hace B) las cosas se desploman como un castillo de naipes y ese frágil equilibrio que se creía logrado colapsa cual torre gemela.
No se puede vivir de ilusiones, estas pueden ser el peor enemigo de la vida, el crearlas es lo más simple del mundo pero el que todo gire en torno a las espectativas que tenga otra persona sobre el como DEBERÍAS hacer las cosas. No digo con esto que no sean necesarias para vivir, siempre son necesarias, ya que sin ellas la vida sería un círculo sin sentido.
No pretendo plantear una verdad empírica sobre la vida ni mucho menos, solo plasmar unas líneas reflexivas sobre lo que es conocerse.
lunes, 2 de julio de 2007
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