Es curioso el sentimiento del invitado de piedra. Cuando llega uno nunca espera que sea a uno al que le toque tener la sensación de "estar demás" o de sentirse aislado hasta cierto punto del entorno y del lugar cuando este enemigo nos ataca.
Este invisible enemigo ataca en los lugares más inesperados y/o en los más comunes donde estamos. Por ejemplo, cuando frecuentando los lugares de rutina del día existe un momento en que la soledad te invade y te dices a ti mismo "¿Qué diferencia hago aquí? ¿Quizás si no estuviera ahora aquí que sería distinto en la vida de los que me rodean?".
Por favotr, no me malinterpreten, no es que esté pasando por una etapa suicida en mi vida ni mucho menos, pero a veces me pregunto que es lo que hace la diferencia entre estar en un lugar en determinado momento y el no estarlo.
Esa sensación de estar "solo" entre la inmensidad de la masa humana que te rodea, pero que en cierto punto te hace ver innecesario en aquél momento o que en realidad no "aportas" con nada relevante en su vida, además de ser un nombre, un compañero de banco o simplemente un ente que consume el oxigeno que los rodea.
Muchas veces, o al menos eso creo, el sentimiento de ser el invitado de piedra se apodera de mi cabeza. En realidad más que de mi cabeza, es como un sentimiento de vacío el que me dice: Quizás tengas una vaga existencia en lo que te rodea, quizás aportas pero no lo ves o no logras ver en un reflejo, una chispa en los ojos o con la tensión de un músculo, que en realidad vale la pena que estés en ese lugar en ese momento.
Sé que no soy el único que cree ser "el invitado de piedra", pero a veces creo que somos piedras...Solo piedras que se mellan unas contra otras para marcarnos entre nosotros para sentir que hacemos y hemos sido parte de otras piedras que después rodarán por otros barrancos.
No sé, quizás ese sentimiento de ser solo entidad es lo que luego me hace ver y sentir quizás de alguna manera un poco más vivo, un poco más humilde ante mí mismo, veo que quizás tan solo soy una piedra o "el invitado de piedra" que solo se le avisa por deferencia pero sin real interés.
Pero, ¿Sabes qué? en realidad no me molesta, no me perturba, ni me va a quitar el sueño. Sé que afuera hay más piedras que solo quieren dejar de ser piedras. Pero prefiero las piedras como yo, aquellas que sabiéndose piedras, a veces nos lamentamos de ser piedras, podemos apoyarnos en otras piedras.
No pretendo plantear una verdad empírica sobre la vida ni mucho menos, solo plasmar unas líneas reflexivas sobre lo que es conocerse
martes, 21 de agosto de 2007
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